De todos los nombres posibles para asesorar la campaña deJuanma Moreno, posible presidente de la Junta si cuajan los pactos, el de Aleix Sanmartín (Hornachuelos, Córdoba, 1980) podría aparecer el penúltimo o el último. Pero al jefe político de la campaña, Elías Bendodo, le recomendó el politólogo José Ramón Carmona a un joven cordobés que se había hecho un nombre en América Latina dirigiendo campañas. Sanmartín es consultor profesional y trabaja, por tanto, para quien lo contrata. Pero en su trayectoria ha colaborado en muchas ocasiones para políticos progresistas y sus orígenes están en el PSOE. Curiosamente en unas Juventudes Socialistas que compartió con Susana Díaz.
De familia ligada al PSOE, Sanmartín hizo sus primeras fotocopias cuando entró a trabajar en el equipo de Antonio Hurtado que dirigía Juan Andrés de Gracia en el Grupo Socialista del Ayuntamiento de Córdoba. El jefe de gabinete de Miguel Ángel Moratinos, Juan Díaz, tiró del joven sociólogo y politólogo para el Ministerio de Asuntos Exteriores, de donde pasó a la empresa privada, fundamentalmente en América Latina. Sanmartín reconoce que hubo intentos anteriores de colaborar con el PSOE, pero nunca fructificaron. Hubo intentos con Susana Díaz y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis que no llegaron a nada. El PP andaluz llamó a su puerta y reconoce estar encantado con el resultado.
Los números de los demás
La política son los números propios pero también los de los demás. Y Moreno, pese a perder apoyos, ha quedado en condiciones óptimas para un pacto de gobierno que saque el PSOE de la Junta por primera vez en 37 años (justo la edad que tiene Aleix Sanmartín), un hecho objetivamente histórico. «Lo veía venir», dice Sanmartín, en una entrevista concedida a ABC. La razón estriba en los primeros papeles que se hicieron sobre la campaña. Planteaban la tesis de que Susana Díaz «se había equivocado gravemente al convocar elecciones separadas de Pedro Sánchez porque una parte del electorado socialista no iba a votar para refrendarla». «Debo ser de los pocos locos que lo vio venir», afirma. Las estrategia popular, desde el principio, no fue la de ganar las elecciones sino de conseguir la mejor posición estratégica posible para una coalición.
La clave, dice Sanmartín, es que el PSOE cayó en la trampa de plantear unas elecciones plebiscitarias sobre Susana Díaz y que el PP animó ese debate apelando directamente al votante del PSOE por distintos métodos. «Con esas piezas de comunicación que han sido tan criticadas», afirma. «Toda la estrategia del PP se ha basado en un referéndum sobre los cuarenta años del PSOE en la Junta y más concretamente si Susana Díaz tenía que continuar o no al frente del Gobierno andaluz», asegura.
No la querían
Era conocido que el 68 por ciento de los andaluces querían un cambio en el partido del Gobierno. «Pero el dato más demoledor no era ese, era que el 28 por ciento de los votantes socialistas no querían a Susana», afirma. Las proyecciones de campaña del PP afirmaban que el PSOE consiguiría 1,1 millones de votos con un hundimiento crítico. «Nos equivocamos por cien mil». El PSOE andaluz obtuvo 1.009.243. Sanmartín cree que una parte de esa desmovilización de voto tiene que ver con el trabajo que se realizado desde la campaña electoral del PP. «Les hemos recordado que se quiso ir a Madrid, que dio un golpe de estado en su partido, que perdió las primarias. Las cosas no ocurren por casualidad. Les hemos dado motivos, es un éxito nuestro», afirma.
Afirma que la campaña del PSOE ha sido errónea porque ha dado la estabilidad socialista en la Junta de Andalucía por garantizada. Sobre todo, por la publicación de encuestas facilitadas a medios que aseguraban que el cambio político era imposible. Con ese mensaje machacón de que nada está en peligro «y si se le suma que no había ningún afecto a la líder», ha llevado a la desmovilización del voto socialista. «Es de las peores campañas de la historia», afirma.
¿Quién pacta?
Segunda parte de la estrategia. Votar a los demás es «votar era votar a Susana Díaz». Sanmartín reconoce que, los primeros datos del PP, eran tremendos. Ciudadanos iba como una locomotora como segundo partido político andaluz. La cuestión era crear la conciencia a los votantes que no querían a Susana o que no querían más PSOE de que la repetición de otro gobierno de socialistas y naranjas era una posibilidad. Es lo que ha ocurrido con Adelante Andalucía. La tesis del consultor es que un buen termómetro de lo ocurrido con Teresa Rodríguez lo da Pacma, que se ha quedado a poquitos miles de votos de tener un diputado. Hacer presidenta a Díaz era un anatema para buena parte de los votantes de Podemos e IU.
Tercer elemento, Vox. Sanmartín asegura que el partido de extrema derecha no era, al principio, «una amenaza». Pero los datos diarios, los grupos de opinión y la escucha digital aseguraban que el crecimiento era constante, imparable. Doce parlamentarios acreditan eso gracias a 395.000 votos. ¿Hay 350.000 ultraderechistas en Andalucía? El PP está realizando un estudio concreto para conocer eso pero el gurú de Moreno pide que no caer en interpretaciones simplistas porque parte de lo que hay detrás es un voto de protesta, de novedad. Los cálculos del PP afirman que cerca del 10 por ciento del voto de Vox viene directamente del PSOE y que otra parte de relevancia ha salido de Cs y Podemos.
La campaña de Moreno ha dado para el anecdotario. Desde empezar en un puticlub, el Don Angelo, seguir con una comparecencia en el lugar donde se hizo la foto de la tortilla del PSOE andaluz, hasta la comida en una hamburguesería con Pablo Casado con la familia en un restaurante de comida rápida, aunque no fue preparada por el responsable de campaña. O un controvertido spot de una mujer de mediana edad con su hijo. «Lo de la vaca es una anécdota», dice el consultor. El resto, no.
Asegura que la campaña electoral ha movilizado un trabajo de un millón y medio de llamadas (con los propios candidatos en cada provincia hablando con familias) y un trabajo preciso en redes y mensajes. En el caso concreto de poner al candidato a comer hamburguesas o sacarlo cantando, tenía la misión de presentar a un hombre normal que hace cosas normales y que se presenta a un cargo público frente al mensaje del PSOE de de los políticos del PP «que vienen a agredir a Andalucía». Afirma que lo que no se ha entendido es que esos mensajes se distribuían consciente y segmentadamente para que llegaran a los públicos precisos. «EL PSOE empezó con una reunión al uso y nosostros con una hackaton (un encuentro con jóvenes con intereses tecnológicos visto en Youtube por cerca de medio millón de personas). La diferencia entre el siglo XX y el XXI».
Sanmartín tiene firmadas dos campañas electorales en México y Guatemala en los próximos meses pero asegura que, si se le pide que siga colaborando, estará encantado. Quería volver a trabajar en Andalucía y pese a las risas de la vaca puede haber dirigido la campaña del próximo presidente.
La vida, que da sorpresas.