“México es a la comunicación política de habla hispana, lo que Hollywood es al cine”
Aleix Sanmartín es uno de los máximos exponentes de la tercera generación de consultores políticos de habla hispana, siendo la primera generación la encabezada por José Luis Sanchis, Mario Elgarresta o Duda Mendoza, y la segunda generación por Joao Santana o JJ Rendón.
A nivel internacional ha trabajado con Andrés Manuel López Obrador (MX), José Luis Rodríguez Zapatero (ES), Tabaré Vázquez (UR), Ricardo Martinelli (PTY), Felipe Calderón (MX), Hipólito Mejía (RD), Ricardo Álvarez (Honduras), Margarita Zavala (MX), Miguel Ángel Moratinos (ESP/ONU), Marcelo Ebrard (Mx), Rómulo Roux (PTY). En España, diseñó la estrategia que hizo presidente de Andalucía a Juan Manuel Moreno. También ha trabajado con el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; con el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras; con el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, entre otros.
Sociólogo, politólogo y periodista. Diplomado en Comunicación Política por la George Washington University. Maestría en Periodismo Político por la Escuela Universitaria Carlos Septién (México). Master en Estudios de Opinión Pública por la Universidad de Granada. Especialista Universitario en Comunicación y Gestión Política por la Universidad Complutense de Madrid. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología.
Cuenta con más de 50 premios y reconocimientos internacionales entre los que destacan Reed Awards, Pollie Awards, Rising Star, Reed Latino, Victory Awards, Eikon, Napolitan. También ha sido reconocido con el premio Diario16 a la Mejor Campaña de Comunicación Social y el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) lo reconoció por su contribución al desarrollo de la democracia en México. Fue vicedecano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada.
Como estratega de campaña, ¿cuáles son los cinco primeros pasos para enfrentar una campaña electoral?
Entiendo la estrategia y comunicación política basada en el método científico. Quizás porque provengo de la sociología académica o porque las decisiones basadas en la intuición, la tradición o la opinión de los gurús, ya hace mucho tiempo que quedaron obsoletas, tanto en el mundo de la política como en las organizaciones y la empresa. La política en el siglo XXI debe estar basada en la construcción de hipótesis que deben ser contrastadas a través de la investigación, tanto cualitativa como cuantitativa.
«A mí no me contratan para que yo les vote, sino para que consigamos que otros voten por ellos. De lo contrario sería el voto más caro de la historia»
Afrontamos la construcción de una estrategia electoral como un problema de investigación que debe ser acotado mediante una pregunta de investigación que guíe todo el proceso de diseño estratégico. ¿Quiere la ciudad de Madrid un cambio en el Gobierno municipal o están satisfechos con la gestión de su alcalde?; ¿está la opinión pública de México satisfecha con la política soberanista de López Obrador o es necesario adoptar una nueva visión que mire al futuro? Siempre suelo decir que las elecciones son proceso de conversación con los ciudadanos, a los que los invitamos a contestar con su voto a una pregunta. Las elecciones suelen ser ganadas por el candidato que sea capaz de definir, redactar e insertar en la mente de los ciudadanos la pregunta que sometemos a referéndum en el proceso electoral.
Usted ha trabajado para partidos y personas de diferente ideología. ¿Cree que en España esto se está normalizando o aún hay reticencias y se prefiere a gente del partido o que no haya trabajado para otros partidos?
En la consultoría política hay dos grandes escuelas: los consultores que solo trabajan para una única ideología o visión política- generalmente la suya- o los estrategas que entendemos la consultoría política como servicios profesionales independientes. La primera escuela sostiene que solo se debe defender e impulsar la agenda, ideas y valores del propio consultor. Es una suerte de estratega-militante. La segunda escuela entiende que todo el mundo tiene derecho a sus ideas y valores sean comunicados de la manera más eficaz posible. Yo me encuadro dentro de la segunda. Es decir, más allá de que yo como ciudadano tenga una postura política sobre un tema o determinados valores personales, a mí no me contratan para que yo les vote, sino para que consigamos que otros voten por ellos. De lo contrario sería el voto más caro de la historia.
¿Es posible hacer política sin profesionalizar la comunicación pública?
La profesionalización de la estrategia y comunicación política es un fenómeno que, aunque tarde en España, ha llegado para quedarse.
En América, lleva muchos años consolidado. En España, esta función se daba al interior de los partidos políticos que formaban a cuadros especializados en áreas concretas de la comunicación política o las campañas electorales. Durante los 80 y 90, en España había muy pocos consultores políticos, José Luis Sanchis, Julio Feo, Pedro Arriola y poco más.
«Las elecciones suelen ser ganadas por el candidato que sea capaz de definir, redactar e insertar en la mente de los ciudadanos la pregunta que sometemos a referéndum en el proceso electoral»
A nadie le extraña que si una multinacional piensa invertir una importantísima suma de millones de dólares en la construcción de un nuevo edificio corporativo contrate los servicios profesionales de un gabinete de arquitectura. Es más, sería una absoluta irresponsabilidad delegar esta tarea en el director financiero o en el un miembro del Consejo de Administración, por buena voluntad y disposición que tenga el directivo. Parece lógico, pues, que si un partido va a invertir una suma importante de millones para alcanzar el poder, en el que se juega su capital político, recurra a los mejores profesionales que hay en el mercado para definir y conducir su estrategia de campaña.
La estrategia y comunicación política, hoy es un área profesional independiente e institucionalizada internacionalmente, que cuenta con instituciones de formación, asociaciones profesionales, revistas y publicaciones especializadas, premios y certámenes que dan certeza de un campo de conocimiento profesional y autónomo.
De todos estos años de trabajo en la estrategia de comunicación política a nivel nacional e internacional, ¿qué campaña o experiencia recuerda con especial cariño?
La campaña para la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo que hicimos en la Ciudad de México cuando Ebrard era jefe de Gobierno, por su importancia social. La campaña para la presidencia de la Junta de Andalucía (España) en la que conseguimos cambiar al Gobierno después de 40 años de no alternancia y pusimos al primer presidente de la historia en Andalucía del Partido Popular, Juanma Moreno. Y la campaña presidencial de Tabaré Vázquez, en Uruguay.
«Si quieres ser realmente grande en esta profesión hay que estar en México, así de sencillo
En México ha trabajado para diez gobernadores, varios alcaldes, un ministro de Hacienda, dos presidentes de la República y la primera dama Margarita Zavala. ¿Cómo han sido esas experiencias? ¿Cuáles diría que son las diferencias más notables entre trabajar en España y México?
Siempre he sostenido que México es a la comunicación política de habla hispana, lo que Hollywood es al cine. Los mejores consultores políticos del mundo viven en México o pasan gran parte del año allí. James Carville, Dick Morris, Jaime Duran Barba, Carlos Souto, Roberto Izurieta, entre otros, hemos hecho de México nuestra casa. México es el país del mundo que más volumen y frecuencia de elecciones realiza, el que más invierte en comunicación política y donde realmente hay una industria de esta profesión dedicados a la consultoría política. Solo este año habrá 3.000 cargos de elección popular que multiplicado por cinco partidos hacen más de 15.000 candidatos. Sencillamente el mercado y la industria de España no es comparable. Si quieres ser realmente grande en esta profesión hay que estar en México, así de sencillo.
Desde la comunicación, ¿cuáles son las claves para que un líder comunique bien? Y dando un paso más, ¿se puede construir un buen líder desde la comunicación?
«Soy seguidor de la teoría del discurso de la Universidad de Essex que entiende la política como discurso. Los discursos -y por extensión, la comunicación- es lo que estructura la sociedad, las identidades y el conflicto.»
Estoy seguro de que en el futuro las disputas electorales no serán por la influencia de los medios de comunicación, serán batallas por los datos. Y nosotros ya estamos en ese futuro
En mi opinión, la buena comunicación es tener una clara estrategia discursiva, es decir, definir y explicar con nitidez quienes somos nosotros, quienes son ellos y cual es la frontera discursiva que divide ambos campos discursivos. Y esa estrategia, comunicarla por todos los medios y canales a través de una estructura narrativa basada en héroe, villano, victima y misión.
Las redes sociales son un elemento indispensable para los líderes políticos y parte de sus tareas de comunicación política se vierte a través de ellas. ¿Qué elementos son importantes a la hora de gestionar bien las redes sociales? ¿Se pueden ganar elecciones con las redes?
No son tanto las redes como los datos, la construcción de perfiles y la microfocalización. Creo que los tres pilares más poderos que hay, en este momento en la estrategia política, es la construcción de identidades mediante el discurso, la nanosegmentación mediante los datos y el uso de inteligencia artificial para la clasificación de zonas geográficas y perfiles.
En los últimos tres años hemos logrado victorias contra todo pronóstico en México, USA, España y Honduras. Esos triunfos inesperados creo que se deben a que nos hemos adelantado al nuevo paradigma de la comunicación política que es la transición de los media a los datos. Estoy seguro de que en el futuro las disputas electorales no serán por la influencia de los medios de comunicación, serán batallas por los datos. Y nosotros ya estamos en ese futuro.
¿Algún manual, libro o referencia que siempre tienes en cuenta a la hora de trabajar en campañas políticas?
Soy muy de los clásicos 100 peldaños del poder, de Josep Napolitan; Cómo se gana el poder, de José Luis Sanchis; La política en el siglo XXI, de Jaime Duran Barba y Santiago Nieto y finalmente, Historia de la propaganda, de Alejandro Pizarroso Quintero. Esos son mis manuales de referencia.